martes, 3 de junio de 2008


cruzando una calle muy concurrida de madrid, entre la muchedumbre a alguien se le caen 20euros. creyendo que son de las chicas que iban delante de mi (es increíble lo difícil que es encontrar a alguien entre el gentío) las persigo hasta que, por fin, doy con ellas y me dicen que serán de los dos chicos que iban en sentido contrario. media vuelta, disco cerrado. miles de coches me impiden cruzar: todavía me importa algo mi cuerpecillo. al otro lado de la calle están los dos, volviendo en busca de lo que han perdido. nos encontramos en mitad de la calle y se lo doy, cada uno sigue sus caminos opuestos, pero fue suficiente. a veces los detalles más nimios, los gestos más tontos son los más gratificantes. fue cuando pensé, parafraseando la gran sabiduría de ambypura, habrá que seguir arrimando el hocico. en eso. en los exámenes. y en todo. siempre. incluso en níger. y más allá.


esta foto tiene, sin saberlo cuando la hice, un tono descolorido que se ajusta muy bien a la melancolía de minutos antes. pero ya pasó.

arrimemos el hocico.

1 comentario:

Nines dijo...

Pero que bueno eres, coña!!!!
Un mes entero? de nuevo?? eres mi ídolo...
Nos vemos en esa cena..
Y por cierto, te has dado cuenta de que ojo tengo?