viernes, 9 de abril de 2010

volviendo a casa


lo bueno de vivir a las afueras de la ciudad es que todos los días tienes un tiempo para ti, mientras vas o vienes de la ciudad. para, mientras conduces, pensar, dejar la mente volar. idependientemente de la hora, las prisas, el cansancio, la pereza.ése es un momento sólo tuyo. a veces se te pasa tarareando unas canciones, haciendo las llamadas que siempre pospones, repasando mentalmente las tareas pendientes, la lista de la compa o simplemente conduciendo.

hoy después de una larga conversación venía pensando (!!??)en la enorme variedad de gentes y las muchas metáforas para describirlas.
los líquidos, como el agua, esquivos, halagadores, reconfortantes como un buen baño en el mar de agosto pero gélidos en el invierno, quizás cuándo más lo necesites.
los sólidos que son firmes, inflexibles como la roca, pero que siempre están. pase lo que pase.
los sólidos pero permeables, adaptables y variables como la arena que, como poco, te acarician los pies.
los invisibles, como el aire que está aunque no lo veamos. por mucho que lo necesitemos.
luego tenemos a los que se mimetizan en función del entorno, como los reflejos, que venden lo que no terminan de ser nunca. aquellos que según el momento o las circunstancias adoptan un rol u otro. probablemente sean los más hábiles, los que más disfruten. quizás se pregunten en algún momento qué son. quizás tampoco tengan tiempo o necesidad de hacerlo.
y luego están los que nunca salen en la foto, porque nadie sabe cómo son. porque nunca se muestran. y esos, dan realmente miedo.

Najwa: Déjame pasar/ te brillan los ojos.